Desde
el fondo infinito de tus ojos,
me
llegan los sollozos apagados,
las
palabras ahogadas, los gritos silenciados
de
un lejano crepúsculo sangrante
que
desgarró impiadoso nuestras almas.
Que
calcinó ese amor desesperado
con
el último estertor de aquella tarde.
No
esperaba el regreso, no lo quiero,
con
esta carga de lechos herrumbrosos
Inmutables
testigos de un pasado
que
vivió y feneció en un solo instante,
para
que finalmente, nada nos amarre…
Ni
el ansia contenida en las entrañas
ni
el reclamo sensual de una mirada
Porque
solo es angustia opaca y mortecina,
lo
que ofrece el matiz de tu mirada
Y
yo guardo los restos de una nada
que
me dejó ese adiós, en la alborada…
Ya
ni el eco sensual de las palabras,
ni
el aroma que la pasión dejaba
habitarán
los pliegues de mi alma.
Te
tuve y me tuviste en la porfía.
Mas
no existió el amor. Tan solo ha sido
un
instante fugaz, un destello del alma y el olvido...
Mas,
tu nuda presencia entre esa nada,
va
tentando las ansias ya cansinas
con
el gesto procaz de tu mirada
que aún habita los pliegues de mi almohada…
© Copyright: Edgardo Donato Díaz - 2005 - "Cien Poemas de Amor"
1 comentario:
Es una maravilla leerte siempre. Es precioso.
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