Sigues allí, eterna residente
de aquella espuma blanda, sin premura.
Fundida a aquella roca, que perdura
junto a ese inmenso mar efervescente.
Y siempre estás. Tu imagen recurrente
regresa a mí con toda esa frescura
que renueva en el Cabo la ternura
de nuestro eterno amor adolescente.
Y vuelvo a recorrerte. Mansamente,
va mi mano extasiada en tu cintura
como si hubieras vuelto de repente.
Luego el regusto agraz y la mixtura
de la tarde y la noche en su premura,
regresando tu ausencia. Nuevamente…
de aquella espuma blanda, sin premura.
Fundida a aquella roca, que perdura
junto a ese inmenso mar efervescente.
Y siempre estás. Tu imagen recurrente
regresa a mí con toda esa frescura
que renueva en el Cabo la ternura
de nuestro eterno amor adolescente.
Y vuelvo a recorrerte. Mansamente,
va mi mano extasiada en tu cintura
como si hubieras vuelto de repente.
Luego el regusto agraz y la mixtura
de la tarde y la noche en su premura,
regresando tu ausencia. Nuevamente…
© Copyright - "La Estrella del Poeta"- Ed.Dunken - 2011
1 comentario:
Precioso soneto, quien fuera esa mar, quien fuera esas rocas.
Es un placer ser un nuevo seguidor de tu blog, espero seguir disfrutando de sus letras.
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