En su mágica luna, ya herrumbrada,
supo arder la ternura del abrazo,
que ciñó nuestros cuerpos con su lazo
y extendió la pasión a la alborada.
Alegórica imagen, que asomada,
colmó de sensaciones el regazo.
Fue ventana virtual hacia el parnaso
del abismo sensual de su mirada.
Iterase ante mí, tan agobiada
de ausencias que laceran cual zarpazo.
Ya no refleja más que este retazo
de un tiempo en que el amor la enseñoreaba.
Es un espejo vacuo. Ni un acaso,
entre tanta orfandad de madrugada.
© 20/07/2005 - "De Adioses y de Olvidos"
No hay comentarios.:
Publicar un comentario