Es enfrentar sin tregua las miserias
y luchar por salvar al oprimido.
Es aplacar las injurias de la guerra
y es hacerle un lugar al excluido.
Es recoger al pájaro caído
y luchar por salvarlo de la muerte.
Es ofrecer el hombro al dolorido
para aliviar la pena de su suerte.
Es apreciar en todo al ser humano
y entregar tus afectos sin reservas.
Es sentir que tu prójimo es tu hermano
y es procurar que el otro no se pierda.
Es sentir que te duelen las maldades
cuando ves la injusticia con tus ojos
Es disfrutar el triunfo de tus pares
sintiendo que también ese es tu logro.
Es no evadir los ojos de aquel niño
que vaga miserable por las calles
y repudiar la injusticia de lo indigno
sin importar que luchen por que calles.
Es también el sentirse estremecido
por la blanca pureza de la cala
o esa rosa mojada de rocío,
que gratuita belleza nos regala.
Es la entrega absoluta de la madre
que desvela sus noches afligida,
que soporta el dolor cuando nos pare
y se alegra porque nos da la vida.
Es sentimiento puro, irrazonable.
Es frágil mariposa en tempestades.
Y es férrea voluntad indeclinable
que no admite maldad ni mezquindades.
Es también sentimiento insobornable,
de afectos y pasiones embriagado,
cuando sientes la dicha inmensurable
de saber que hay alguien a tu lado.
Es apreciar el mundo cotidiano
y ese río de vida interminable,
que recorres asido de la mano
de quien te da su afecto incalculable.
Es la entrega integral y sin reservas
a quien te quiere bien, sin atenuantes.
Y es evitar la mísera monserga
del discurso falaz del arrogante.
Es la pasión latente que ha encontrado
el punto justo donde pasa la vida.
Es el camino exacto y anhelado
que conduce a la dicha prometida.
Yo no sé del amor cómo explicarte.
Mil ejemplos tal vez no bastarían
y se agota mi letra en este día,
bastaría quizá con recordarse
que por él, alguien tuvo la osadía
de morir en la cruz para explicarse...
y luchar por salvar al oprimido.
Es aplacar las injurias de la guerra
y es hacerle un lugar al excluido.
Es recoger al pájaro caído
y luchar por salvarlo de la muerte.
Es ofrecer el hombro al dolorido
para aliviar la pena de su suerte.
Es apreciar en todo al ser humano
y entregar tus afectos sin reservas.
Es sentir que tu prójimo es tu hermano
y es procurar que el otro no se pierda.
Es sentir que te duelen las maldades
cuando ves la injusticia con tus ojos
Es disfrutar el triunfo de tus pares
sintiendo que también ese es tu logro.
Es no evadir los ojos de aquel niño
que vaga miserable por las calles
y repudiar la injusticia de lo indigno
sin importar que luchen por que calles.
Es también el sentirse estremecido
por la blanca pureza de la cala
o esa rosa mojada de rocío,
que gratuita belleza nos regala.
Es la entrega absoluta de la madre
que desvela sus noches afligida,
que soporta el dolor cuando nos pare
y se alegra porque nos da la vida.
Es sentimiento puro, irrazonable.
Es frágil mariposa en tempestades.
Y es férrea voluntad indeclinable
que no admite maldad ni mezquindades.
Es también sentimiento insobornable,
de afectos y pasiones embriagado,
cuando sientes la dicha inmensurable
de saber que hay alguien a tu lado.
Es apreciar el mundo cotidiano
y ese río de vida interminable,
que recorres asido de la mano
de quien te da su afecto incalculable.
Es la entrega integral y sin reservas
a quien te quiere bien, sin atenuantes.
Y es evitar la mísera monserga
del discurso falaz del arrogante.
Es la pasión latente que ha encontrado
el punto justo donde pasa la vida.
Es el camino exacto y anhelado
que conduce a la dicha prometida.
Yo no sé del amor cómo explicarte.
Mil ejemplos tal vez no bastarían
y se agota mi letra en este día,
bastaría quizá con recordarse
que por él, alguien tuvo la osadía
de morir en la cruz para explicarse...
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